CUANDO SUBAN LOS TIPOS DE INTERÉS.

Hubo un tiempo, en el que cuando hablábamos de macroeconomía, era habitual hacer referencia a una serie de estabilizadores automáticos, que se encargaban de corregir posibles desviaciones y hacer que la economía no se alejara en exceso de la senda del sano crecimiento que marcan los expertos en política monetaria.

Probablemente, el parámetro más efectivo en una economía, con el que mejor se puede incidir en el rumbo de misma, es el tipo de interés. Como mucho sabréis, el tipo de interés no es ni más ni menos que el precio del dinero, es decir, el coste de acceder a financiación a través de los canales oficiales que para tal fin tienen los bancos centrales, por tanto, la tasa oficial de interés termina afectando a toda la economía.

Cuando una economía enfrenta el riesgo de una alta inflación, el organismo regulador, es decir el banco central, debe subir tipos como freno a ese peligroso aumento de precios, ya que de alguna manera consigue enfriar la economía.

Con una subida de tipos, hay menos incentivos a endeudarse, para todos los agentes económicos. Esto provoca un freno en el consumo y, por tanto, en la velocidad de circulación del dinero. Pero esta subida de tipos anti cíclica, también es necesaria para que los prestamistas sigan obteniendo rentabilidades del dinero prestado y con ello, para que al sistema bancario le siga siendo rentable prestar y el estado pueda seguir financiándose vendiendo deuda pública, en definitiva, para que haya liquidez, cuestión ésta muy relevante, ya que la liquidez es a la economía lo que la sangre es al cuerpo humano.

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Hasta aquí parece que todo está claro.

Para que este estabilizador automático, que es el tipo de interés, pueda tener éxito y ser eficiente en esta tarea que le encomendamos, es imprescindible contar con el pequeño, pero trascendental detalle, de que el cálculo del índice de precios se quiera hacer correctamente, ya que el resultado de esta medición, es un indicador básico del sano funcionamiento del sistema económico de cualquier región, como hemos visto.

Así funcionaba el mundo antes. Ahora, metidos de lleno en la cultura del “meme”, de la realidad impostada o virtualizada, de la propaganda por encima de la verdad, resulta, que sobre los regidores de la política monetaria de las grandes áreas económicas mundiales, EEUU y Europa (de China no hay datos mínimamente fiables), planea la duda más que razonable de que se manipulan los datos de la inflación, ya que si ésta se calculase con diligencia, el banco central se vería obligado a subir los tipos de interés, y de hacer esto, muchas de las regiones de estas áreas económicas se declararían en bancarrota probablemente al día siguiente, al no poder hacer frente al pago de sus ingentes deudas públicas.

Aunque parezca sorprendente, esto no es nada nuevo. El índice de precios es un cálculo que se manipula, se ha hecho siempre, ya que consiste en comparar los precios en dos momentos diferentes de una serie de productos y servicios en teoría representativos de la economía, pero claro, aquellos que deciden qué productos y servicios forman parte de este índice, tienen la posibilidad de influir con su decisión en el resultado de la tasa de inflación y por ende en toda la cadena posterior de sucesos que hemos comentado anteriormente.

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Por este motivo, en ocasiones los consumidores, observan como productos de consumo frecuente suben de precio sin control, haciendo que destinen una parte cada vez más importante de su renta en adquirirlos, al tiempo que el dato de inflación se mantiene extrañamente estable y bajo. Hay que recordar que la tasa de inflación es también el dato fundamental a la hora de actualizar rentas del trabajo, pensiones, subsidios, alquileres etc. Por tanto, esta manipulación de la inflación, empobrece a la población de manera muy efectiva. Eso mismo, es lo que está sucediendo ahora.

En EEUU los precios de las materias primas se han disparado, hablamos de materiales tan demandados como la madera, tan fundamentales como los semiconductores o tan relevantes como los contenedores que viajan por el mar y suministran productos a todo el país.

El aumento de estos precios es de al menos 2 dígitos, en el caso de la madera llegando casi al 40%, y sin embargo, el BLS (Oficina de Estadística de EE.UU), el organismo que se encarga entre otras cosas del cálculo de la inflación, apenas en el pasado mes de junio comienza a advertir cierto riesgo inflacionario, al publicar una tasa interanual del 5%, que según muchos expertos no es ni la mitad de la verdadera.

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Mientras tanto, la FED mira para otro lado, a sabiendas de que es la verdadera culpable de esta situación que es aún manejable, pero que dejará de serlo si continúan por esta senda. Para ello alegan que cuando cesen los estímulos, terminará también este “breve y sano” repunte inflacionario.

Sin embargo la realidad puede ser muy diferente, ya que cabe la posibilidad, y no precisamente remota, de que estemos a las puertas, si no ya dentro, de un periodo hiperinflacionario.

Estos periodos suelen venir antecedidos de 3 factores:

  • Aumento de la masa monetaria. En 2020 se ha emitido la cuarta parte de todos los dólares que existen en el mundo
  • Nivel de endeudamiento excesivo. Se encuentra hoy en un nivel record.
  • Caída de la capacidad productiva. Cierre masivo de empresas que no pudieron sobrevivir a los cierres pandémicos.

Por tanto, tenemos el caldo de cultivo perfecto para comenzar en los próximos meses un periodo súper inflacionario que sea la antesala de la hiperinflación.

En estas condiciones, si la inflación es lo suficientemente alta y evidente como para que la FED se vea obligada a una subida no programada de tipos, este factor, otrora de estabilización, será el que dinamite la economía, ya que en ese momento, sólo se podrá pagar la enorme deuda contraída con más emisión monetaria, comenzando una espiral que solo podrá concluir con un gran reseteo de la economía, con un nuevo New Deal.

No solo no vemos otra vía, sino que además, hay suficientes indicios para pensar que es la vía elegida.

Efrén Arroyo

Economista, Periodista y Director de Criptoro Digital Blog.