Not your keys, not your bitcoin.

En este blog intentamos mantenerte al día de la actualidad económica y del mundo de las inversiones. El objetivo es que nuestros lectores sean capaces de adelantarse a los acontecimientos.

Del mismo modo, pretendemos dejar un acervo documental que puedas consultar cuando te topes con ciertos conceptos de los cuales no te sea sencillo encontrar respuesta en la inmensidad de la red. Por ello nuestra premisa siempre es la sencillez en la exposición de las ideas por complejas que estas parezcan.

En el nuevo mundo de la economía digital, protagonizado por las monedas digitales, puedes encontrar muchos de estos nuevos conceptos que nuestras mentes aun con el software analógico instalado, tienen problemas para entender en toda su profundidad. En este sentido, una de las frases que cualquier conocedor de este entorno, por novel que sea, habrá oído en algún momento es la pronunciada por Andreas M. Antonopoulos: “No son tus claves, no son tus bitcoins”.

Andreas hace referencia sólo al bitcoin, pero realmente la frase es extensible a prácticamente todas las monedas digitales de transmisión encriptada.

Pero ¿qué quiere decir exactamente esta frase?

¿Por qué es tan relevante que la tengamos en cuenta y que por tanto seamos capaces de asumir el riesgo del que advierte?

Para que todo sea más claro y sencillo de comprender por la más amplia mayoría de personas posibles y que este texto sea de verdadera utilidad, vamos a omitir cualquier tipo de nomenclatura de tipo técnico. Para aquellos que estén interesados en estos aspectos les remito a nuestro IFDC (Instituto Financiero Digital Criptoro) en el que podéis encontrar cursos formativos que ampliarán de excelente forma estos complejos conceptos.

Cuando realizamos un pago con una tarjeta bancaria entendemos perfectamente que, el dinero, a través de un agente intermediario, en este caso el banco, viaja de manera virtual de una cuenta a otra y, que estas cuentas están asociadas a los diferentes mecanismos de pago y cobro con los que estamos acostumbrados a operar. Este procedimiento para nosotros no presenta demasiados problemas de compresión.

Ahora bien, en el caso de bitcoin, no existe ese agente intermediario, ya que como habréis escuchado en más de una ocasión, bitcoin es una forma de dinero descentralizado y, esa característica precisamente es la que elimina la necesidad de dicho agente.

La gran pregunta, entonces, está en conocer cómo es posible que podamos ser poseedores de dinero, sin que exista ninguna autoridad que lo ratifique.

Bien, al abrir una billetera del tipo que sea (fría, caliente, en papel etc.), se nos asignan un par de claves, en plural, siempre son 2, una clave privada y una clave pública. Hay que entender que una billetera no almacena los bitcoins, sino que su función es preservar nuestras claves. Los bitcoins realmente nunca llegan a salir de la blockchain.

De estas dos claves, la clave privada es la que realmente garantiza que tú y solo tú eres el legitimo propietario de los tokens. De esta manera, cuando le hacemos un envío de fondos a otra persona, ésta con total tranquilidad nos proporciona sus claves públicas, que no es ni más ni menos que algo parecido al numero de cuenta de un banco.

Conociendo esta clave pública, le podemos hacer la transferencia ya que, nuestro mensaje es encriptado mediante esta clave publica y, sólo aquel que posea la clave privada asociada a esa clave publica, podrá desencriptar el mensaje y demostrará ser acreedor de los fondos.

Cualquier otra persona que intercepte el mensaje en el que se transfiere fondos codificado con la clave publica de otra persona, no será capaz de descifrarlo sin tener la clave privada de descodifica dicha orden.

Esto se consigue gracias a la criptografía asimétrica, que a diferencia de la criptografía simétrica consta de dos claves o llaves, una publica para encriptar y otra privada para desencriptar, de forma que podemos enviar mensajes o fondos por canal no seguro garantizando que sólo el destinatario legitimo del mensaje es capaz de desencriptarlo.

Cuando la criptografía es simétrica, junto con el mensaje encriptado debemos enviar la clave para desencriptarlo, requiriendo por tanto de un canal seguro para la transmisión de mensajes o fondos.

De esta manera observamos que cuando abrimos una cuenta en un exchange, se nos proporcionan nuestras claves públicas, es decir las direcciones de nuestras wallets a las cuales nos pueden enviar bitcoin, pero es el exchange el verdadero poseedor de las claves privadas y por tanto el legitimo dueño de los fondos, de los cuales, tu solo ves en pantalla un apunte contable, pero que realmente no te pertenecen. Es decir, exactamente igual que en un banco tradicional.

Este procedimiento de la criptografía asimétrica, garantiza la posibilidad de transmitir y legitimar dinero sin la necesidad de un intermediario validador, ni un canal de transmisión seguro.

Realmente, el procedimiento es muy muy complejo y está lleno de procesos de encriptación, hashes, probabilidades matemáticas, la interacción de los números primos en procesos cíclicos, etc.

Como decía al principio, animo a cualquiera que quiera profundizar en el tema visite nuestro Instituto Financiero Digital en el que encontrará un pack técnico de cursos con los cuales podrá adquirir una formación mucho más amplia.

Efrén Arroyo

Economista, Periodista y Director de Criptoro Digital Blog.